Angélica Álvarez.- Un día como hoy hace 137 años nació Rómulo Gallegos, escritor y político venezolano, elegido presidente en el año 1948, con más del 80% de los votos, siendo el primer mandatario elegido de forma directa, secreta y universal por el pueblo. Entre sus obras más destacadas se encuentra «Doña Bárbara«.
Al año siguiente, después de iniciar su mandato como presidente de la República, fue derrocado por una junta militar encabezada por Carlos Delgado Chalbaud y vivió exiliado en Cuba y México.
Por medio de la red social Twitter, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, recordó “Rómulo Gallegos fue uno de los grandes representante de la literatura que trasciende y se conecta con la historia de todo un continente. A 137 años de su natalicio, recordamos la pasión y la sensibilidad que lo llevó a escribir diversas obras de relevancia”.
Considerado uno de los novelistas más destacados del siglo XX, narró historias como: Pobre Negro y La Trepadora, Canaima, los cuales se han transformado en clásicos de la literatura hispanoamericana.
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Sobre Doña Bárbara
Doña Bárbara es uno de sus libros más famosos por su relación con el ser venezolano y latinoamericano, los personajes de esta obra mantienen la edad de su escritura y viven en un pueblo lleno de frustración y esperanza. En ella el autor denuncia la injusticia social, el incumplimiento a las leyes, «el abuso de autoridad», la falta de cultura y otros males presentes en el país.
Esta novela «es una gran epopeya autóctona, animada a ratos por una espléndida fuerza lírica. Todo en ella gira y se mueve sobre un espacio fascinante, la llanura venezolana, de cuyo seno, duros y valientes, surgen los hombres y las mujeres, agitados por las más complejas emociones. A la inspiración desbordante de Rómulo Gallegos se une aquí un arte original y criollísimo, con el cual se describen esos personajes ya clásicos en la literatura venezolana y de todo el continente: Santos Luzardo, Pajarote, Ño Pernalete, Mujiquita, El Brujeador, Marisela y, desde luego, doña Bárbara, símbolo patético y desconcertante que en la novela de Gallegos constituye la figura más reveladora».
