Adriana Celedón.- 38 años han pasado de aquel día mágico en el que se casaba el heredero al trono británico, Carlos de Inglaterra, y una aún semidesconocida Diana Spencer.
A pesar de que en ese tiempo no existían las redes sociales, la boda del hijo de Isabel II y la que sería futura ‘princesa del pueblo’ y madre de los príncipes Harry y Guillermo fue seguida por millones de telespectadores en todo el mundo.
Para nadie fue un secreto que la boda fue algo muy precipitado dado que su relación de noviazgo no había durado casi nada, solo 12 veces se habían visto los novios antes del gran día.
Sin embargo, el príncipe Carlos tenía muchas dudas sobre el futuro de esa relación. Ted Powell, en su libro ‘King Edward VIII: An American Life‘ (‘El rey Eduardo VIII: una vida americana’), cuenta: «En su ansiedad por no seguir el ejemplo de Eduardo, Carlos se apresuró a contraer matrimonio con Lady Diana Spencer, con resultados desastrosos». Eduardo llegó a ser rey, pero acabó abdicando por el amor de una mujer norteamericana divorciada que terminó alejándole de uno de los tronos más poderosos de las monarquías actuales, algo parecido a lo que vivía entonces con Camilla Parker.
Por tal razón, Carlos decidió dar el paso y casarse, pero horas antes del gran evento en 1981, el príncipe se ‘confesó’ con sus amigos más íntimos. Así lo ha revelado el documental del Channel 5 inglés ‘Carlos y Di: la verdad detrás de su boda”.
Tal documental recoge lo que el príncipe Carlos dijo de su futura esposa, el mismo día de su boda: «Es exquisitamente hermosa, una amapola perfecta. Pero muy niña», ya que él le llevaba 12 años de diferencia. Y añadió: “Ni siquiera parece lo suficientemente mayor como para haber terminado la escuela, mucho menos para casarse”.
De igual modo expresó a sus amigos que estaba en un «estado de ánimo confuso, ansioso y aterrorizado» por hacer una promesa de la que más tarde se arrepentiría toda su vida, aunque expresó su deseo de “hacer lo correcto por mi familia y por mi país”.
Con información de msn.com
