Angélica Álvarez.- Durante la Segunda Guerra Mundial el mundo presenció un avance tecnológico conocido como bomba atómica o nuclear, lo cual generó alarma, muerte y angustia.
El 6 y 9 de agosto de 1945 explotaron las primeras bombas en Hiroshima y Nagasaki, Japón, marcando el fin de una de las guerras más sangrientas en la historia de la humanidad.
A partir de ese momento, comenzó el desarrollo de una carrera armamentística, tecnológica y nuclear a nivel mundial que aún continúa en el presente.
Cerca de 2 mil dispositivos nucleares se detonaron en algunos estados del planeta y un artista asiático conocido como Isao Hashimoto ha reunido en un «mapa cronológico las 2 053 explosiones, comenzando con la detonación con nombre propio, Trinity, del Proyecto Manhattan de EE. UU. cerca de Los Álamos, y concluyendo con las pruebas nucleares de Pakistán en mayo de 1998″.
¿Cuáles son los efectos de los ensayos nucleares y de una bomba atómica?
Los ensayos nucleares representaron «428 megatones, el equivalente a más de 29.000 bombas del tamaño de la de Hiroshima, causante de 166 000 muertes al finalizar el año 1945».
Con la idea de calcular los distintos parámetros de seguridad, su potencia y eficacia las pruebas se realizaron en diferentes ambientes, alejados de la civilización, ya que por su alcance las personas podrían padecer lesiones cutáneas o envenenamiento o incluso cánceres a futuro, por sus efecto radiactivos.
Por otra parte, generan «afectaciones directas al medio ambiente expresadas en lluvia radiactiva –deposición de una mezcla de partículas desde la atmósfera a partir de una explosión–, contaminación antropogénica, y otros fenómenos».
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