Viajar y conocer espacios naturales y culturas nuevas es uno de los placeres del ser humano. En los últimos 70 años la actividad turística ha crecido de forma exponencial y desmedida: de 25 millones de viajeros registrados en 1950, hasta 1.133 millones documentados en el 2014.
José Simón Elarba Haddad, director de Fospuca, destaca que el turismo genera muchas fuentes de empleo directo indirecto, y tiene un impacto real en la economía. Algunos países dependen de ello. Pero también tiene una contraparte: la gran cantidad de personas generan contaminación que impacta directamente el ecosistema.
Por esto, a finales del siglo XX el 41º Congreso de la Asociación Internacional de Expertos Científicos en Turismo, y la Organización Mundial del Turismo definieron el término turismo sustentable, que es aquel que logra un equilibrio entre lo económico, lo social y el medio ambiente, proyectando además, un futuro positivo para el ecosistema.
Esta nueva visión del turismo promueve el respeto al medio ambiente, tratando de minimizar el impacto del ser humano los ecosistemas donde se desarrollan para preservar los espacios.
José Simón Elarba explica que el turismo sustentable no recurre al uso de energías contaminantes como el petróleo, por lo cual muchas veces el acceso a los sitios se deben utilizar medios de transporte más tradicionales como botes, carretas, bicicletas, etc. Incluso, en algunos puntos no se permite la entrada de productos que no sean regionales (al entenderse que los mismos generan más contaminación en su transporte). Además, todos los servicios que suele dispensar giran en torno a la naturaleza, por lo que generalmente no suelen contar con energía eléctrica, ni permiten el uso de tecnología.
La revolución verde se expande por todo el mundo porque, más que una moda, es una necesidad y obligación para con el planeta tierra.
