Deporte

La paciencia siempre paga bien

Sin desespero, sin dejarse llevar por las circunstancias adversas, la Vinotinto esperó su momento. O sus dos momentos, para mejor decir. sabía que el aqobio ecuatoriano iba a llegar, que no hay “ataque que dure cien días ni Ecuador que lo resista”, y así fue. Sin aire, sin aliento para aguantar, los ecuatorianos se fueron viniendo abajo, apagando, disminuyendo sus posibilidades, y los venezolanos, sin dejarse llevar por traicioneros huracanes triunfalistas, llevaron de a poco un partido que desde la expulsión de Enner Valencia se les fue presentando de a poco.

Fue muy importante la presencia firme de Yangel Herrera, haciendo el trabajo que poco se ve, pero que al final de la jornada siempre, como la paciencia, paga bien…

Con Salomón Rondón perdido en la nebulosa del partido, buscando su lugar para ver qué pasaba, emergió, como suele hacerlo, Herrera. Apoyó, buscó rendijas por donde colocar pelotas, y desde el silencio del mediocampo fue alma de aquel equipo suyo en el que tampoco Yeferson Soteldo navegó en aguas tranquilas.

Venezuela, a decir verdad, no no vivió un partido brillante ni mucho menos, y solo tuvo soltura con los goles de jugadores salidos desde el banco. Se acomodó a las circunstancias, y con eso le bastó. Haría falta saber si con Ecuador completo el destino del juego hubiera sido el mismo. Tal situación imaginaria pertenece a la ciencia del “futurismo”, y a ella se aferrarán, creemos, los ecuatorianos. Un apunte para el árbitro del partido.

Quizá, y pensando en el marco de la Copa América, a una selección ecuatoriana y a la vida misma, lo más saludable era sacar la amarilla y no la roja; amonestar a Valencia, reprimirlo con palabras duras, y tenerlo bajo vigilancia constante. Sin embargo, él estaba en su derecho, ejerciendo la autoridad como le ordenan los reglamentos, y ya conocemos la historia…

Y ahora, hoy, México. El equipo verde, el “Tricolor” como es llamado en tierras de aztecas, toltecas, chichimecas y charros, no pasa por días felices. Ha perdido partidos recientes, y la crítica del país, que no suele perdonar, habla muy mal de su equipo. No obstante, cuidado.

El fútbol mexicano es ordenado y tácticamente muy serio, tiene honda tradición ganadora, y subestimarlo sería pecado mortal. Será un capítulo interesante, un enfrentamiento de fuerzas parecidas aunque cada una con su estilo y concepciones, con el aliciente de que el ganador casi asegurará el primer lugar del grupo B y evitará, teóricamente, tener que enfrentar al vencedor del grupo A: Argentina. Nos vemos por ahí.

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