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En la capital venezolana abundan los cafés y en especial aquellos que por su tradición familiar, se han convertido no sólo en sitios que ofrecen una inconfundible oferta gastronómica, sino en lugar de encuentro capitalino, en especial para los inmigrantes europeos que llegaron a tierras venezolanas a mediados del siglo pasado.
El café Tinacria es uno de esos rincones de Chacao que no pasa de moda, y que ha hecho de su decoración modernista un sello que lo hace distinguirse de otros establecimientos similares por los alrededores de las calles chacagüeñas. A pocos metros del ya cerrado café Sucre, sigue reviviendo en cada una de sus bebidas calientes, la tradición que vino con esta familia desde el pueblo de Limina.
El café Vomero cierra sus puertas los fines de semana, pero de lunes a viernes están allí los integrantes de la familia Misciagna para servir a sus comensales uno de los mejores cafés de Caracas. Escondido en una de las transversales de La Carlota, escapa del bullicio de la avenida Francisco de Miranda, mientras el establecimiento evoca recuerdos de Bari, localidad italiana de donde provienen los fundadores de este lugar.
Caffe Piu es el negocio que Gianfranco Misciagna decidió emprender junto a su esposa Marbelis Daliz, sumándose al modelo de negocio familiar que vio desde que era un niño. Esta lugar en Bello Monte se caracteriza por su hermosa decoración ecléctica, por su acogedora terraza y por recibir en sus instalaciones no sólo a inmigrantes italianos y españoles, también a figuras de la farándula venezolana como Ana María Celis y Rafael El Pollo Brito.