La primera ministra británica, Theresa May, solicitó desde Florencia, Italia, a la Unión Europea (UE) un acuerdo hecho a medida y que permita al Reino Unido gozar de dos años de transición para que los ciudadanos «se adapten a la nueva etapa», como gesto para impulsar las negociaciones entre Bruselas y Londres de cara a la salida del país del bloque europeo.
Esto, tres días antes de que se retomen las conversaciones sobre las condiciones del brexit, previstas inicialmente para el 18 de septiembre y retrasadas hasta el 25 del mismo mes.
Manifestó que su país seguirá contribuyendo al Presupuesto de la UE hasta 2020 y solicitó un período de dos años de transición, tras abandonarla en marzo de 2019. Así, argumentó, hasta 2021 «la gente y las empresas se beneficiarían de un período de ajuste a los nuevos acuerdos».
En esta línea, pidió a los líderes europeos que sean «imaginativos y creativos» y aseguró que la propia UE se enfrenta a un «tiempo excitante», con el comienzo de «un nuevo capítulo» en su historia.
Garantizó que los ciudadanos extranjeros gozarán de las mismas condiciones que ahora, «podrán salir, entrar y trabajar», aunque habrá más control en las fronteras y «un sistema de registro».