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César García Urbano Taylor: Venezuela, Berlín, y el Mercado Inmobiliario (Parte II)

Tras la caída del Muro de Berlín, y por más antagónicas que parezcan diversas zonas de la ciudad, todas interpretaron el concepto de arquitectura y propiedad privada desde el discurso que las desarrolló. Todas también experimentaron su proceso de estabilización dialéctica, siendo receptáculos de inversiones y recursos originados desde la emocionalidad, cuyo imperativo se impuso sobre la lógica, generando consecuentemente los espacios de riesgo, expectativa y retorno que alteraron los sentidos de quienes, prestos al análisis técnico y teórico, lo dejan a un lado resueltos a lanzar los dados de su suerte con fe. Eso era Berlín en 1989.

En esos duros años el dinero no veía en Berlín una zona de certezas; la esquiva inversión era cautelosa ante tanto tiempo de problemas políticos. La depresión, la falta de confianza y la cautela que caracteriza a los analíticos inversionistas, fue abriendo un compás de espera que tomó sus años en consolidarse en un próspero mercado de crecimiento exponencial.

El Sony Center, centro corporativo y comercial finalizado en el año 2000 sobre un inigualable terreno vendido a precios muy bajos después de la caída del Muro, cercano a la Puerta de Brandeburgo y que formara parte de la denominada Franja de la Muerte (espacio de seguridad entre los dos lados); es un ejemplo de la transformación, la oportunidad y la correcta lectura inmobiliaria, no de quien lo edificara, sino de quien fuera su comprador final. Dicho centro de negocios fue realizado a un costo aproximado de 75.000.000 de euros y vendido a un grupo de inversionistas por menos de 60.000.000 de euros; sobre un terreno ofertado a un euro por M2. Nadie creería esos números, en un lugar que pocos años después superaría cualquier precedente, expectativa o sueño de crecimiento inmobiliario sólido y sostenible.

No olvidemos que el área donde hoy está el Sony Center formó parte de la Franja de la Muerte del Muro… Quién en su sano juicio invertiría en ello..?; a qué descocado inversor le interesaría comprar en una zona de recuerdos oscuros, dentro de una ciudad deprimida e incierta, donde el experimento de dos visiones antagónicas de la economía coexistiendo debía ser exitoso en el corto plazo, para generar la confianza de los fondos de inversión..?; qué probabilidades objetivas tenía..?

La realidad e inminencia del cambio y el shock del futuro; como representaciones de la milagrosa intervención divina no cesarán de sorprender.

Tras la caída de la pared, fue creciendo la emoción contenida, la nostalgia y el interés por recuperar y modernizar la Berlín Oriental (antes comunista); al extremo que los valores inmobiliarios que hoy se transan allí, serían inconcebibles hace escasos quince años. Los edificios de vivienda construidos justo encima del búnker de Hitler, muy cerca del Monumento al Holocausto, el respeto por las monolíticas, monumentales y lapidarias construcciones de la Avenida Karl Marx, que el derribo de la pared respetó como símbolo de un pasado que debe dejar una lección para el futuro y así cientos de lugares donde se conjugan el anhelo e ímpetu por el rescate de áreas en donde sólo existió en los últimos 100 años tragedia, muerte, desolación, miedo, venganza y enfrentamiento entre hermanos.

Lo que antes no era propiedad privada, hoy sí lo es y se transa a valores altos y rentables… Lo que era propiedad privada, bajó de precio respecto de las áreas que antes formaron parte de la visión proletaria del estado comunista. La mutación de los sistemas es a la Sociedad, como el aire a la vida y un cambio de percepción categórico, trae consigo gigantescas e intangibles consecuencias favorables cargadas del optimismo que nutre la esencia de la vida misma. Berlín, antes ciudad de miedo, espías y división; derivó en el epítome del optimismo que tumbó una pared que evolucionaba para segregar, atemorizar e intimidar. Unió al Mundo y superó sus propios errores.

En consecuencia es de suponer, que el mercado inmobiliario abre sus grietas más profundas formando los mayores espacios de oportunidad, precisamente en esos trágicos momentos de transformación y choques políticos; justo en los abruptos desbalances o conmociones, desde donde la mayoría huye o mira con reserva, distancia y despropósito, se origina la mejor puerta de entrada.

En la España postfranquista, estancada por años de dictadura, se formó el boyante mercado de hoy. En la Chile de Pinochet, con miles de exiliados y abusos contra los Derechos Humanos, invertían visionarios prestos a esperar el incuestionable cambio que siempre llega y llegó, aumentando los valores de un mercado rentable y creciente los últimos 20 años. En USA, durante la Gran Depresión, el 11S y el BIG SHORT; quienes confiaron y creyeron con optimismo en la recuperación, hoy realizaron ganancias geométricas contribuyendo al rescate de la economía estadounidense. Países como Hungría y República Checa; realizan actualmente ganancias para quienes creyeron en el cambio que se avecinaba.

Para pequeños y grandes inversionistas el Muro plantea escenarios para creer con fe y optimismo en la tendencia del Hombre a reconstruir… Venezuela es un escenario seguro.

Por César García Urbano Taylor

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