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Habitantes y visitantes de Caracas contemplan cada fin de año la Cruz del Ávila. La capital de la República encendió la Navidad recientemente.
Caracas mantiene las tradiciones decembrinas en todos los estratos sociales. Las familias se reúnen para preparar exquisiteces, como las hallacas y pan de jamón, y compran regalos para entregárselos a sus seres queridos durante la noche del 24 de diciembre.
Historiadores diversos señalan que la tradición de la Cruz del Ávila data de mediados de la década de los años 60, cuando la estatal eléctrica de Venezuela instaló una cruz luminosa en la cúspide del cerro El Ávila que hoy es visible desde diversos puntos de Caracas.
Obreros al servicio de Corpoelec, en San Bernardino, se encargaron de colocar todo a punto para que el encendido de este año fuese todo un éxito. El acto suele ser musicalizado con parrandas y villancicos, para alegría de los habitantes del sector y zonas adyacentes.
Archivos de las bibliotecas de Caracas atribuyen la invención de la Cruz del Ávila a Ottomar Pfersdorff, un trabajador de la extinta Electricidad de Caracas que quiso simbolizar la época de Navidad. El objeto tiene casi 40 metros de altura y es iluminado por un centenar de bombillos.
