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Bucarest ha sido sinónimo de muerte y desolación en los últimos días, debido a una tragedia sin precedentes en ese país. El Gobierno de Rumania renunció por el incendio en una discoteca, que dejó un saldo de una treintena de fallecidos.
Victor Ponta, primer ministro de Rumania, colocó su cargo a la orden a la espera de que la renuncia sea aceptada por el presidente. Miles de personas salieron a las calles de Bucarest para exigirle que pusiera fin a su mandato. El funcionario esperará a su reemplazo para delegar las funciones inherentes al cargo.
Medios de comunicación social de Rumania se hicieron eco de las palabras de Victor Ponta al realizar el anuncio. El primer ministro lamentó lo ocurrido y no eludió sus responsabilidades en cuanto a varios acontecimientos en el país cuya culpabilidad se le endilga.
Klaus Iohannis, presidente de Rumania, se encuentra en la obligación de buscarle un reemplazo a Victor Ponta en los próximos días, sin embargo, la última palabra la tendrá el parlamento, que podría forzar a la realización de comicios en caso de una negativa por partida doble. Del lado de la oposición han celebrado la dimisión del gobierno, en espera de que la clase política del país reflexione sobre lo sucedido.
