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Justin Crowe y Aric Snee son los desarrolladores que se encuentran detrás del brazo selfie, un nuevo gadget que ayudará a los adictos de este género fotográfico a obtener mejores imágenes de sí mismos, mientras disimulan su soledad.
El brazo selfie fue creado como un invento que ridiculiza el selfie stick, el instrumento que ha desplazado al smartwatch en ventas y en popularidad y que ya ha sido prohibido en museos y sitios históricos debido a su proliferación y a lo molesto y peligroso que puede resultar para la conservación de estos espacios y sus visitantes.
Los diseñadores del brazo selfie han creado algunos prototipos en fibra de vidrio y aunque tienen planeada su comercialización, no se sabe cuándo podrá adquirirse de un modo masivo. De momento, solo cuentan con pocas unidades a la venta y el monto es risible: más de 6.000 libras.
En especial para los turistas, el selfie stick se ha convertido en un accesorio indispensable para los adictos a las selfies y a su difusión en las redes sociales. En la actualidad existen cientos de modelos de este gadget, que varían en dimensiones, acabados y características.
