Deporte

Grandes honores del Salón de la Fama

“En cuanto a la música, no es suficiente oírla, también hay que entenderla”… Luis Alfonzo Larraing.

Hoy, como todos los miércoles, es Día del Correo. Por favor, si me escribes, envía nombre completo y la población o ciudad donde estás. Muchas gracias.

Mario J. Rebolledo, de Cancún, pregunta: “Usted dice que la labor de votar cada año, para el Salón de la Fama de Cooperstown, es intensa, un trabajo grande, y que no reciben remuneración alguna por eso. Entonces, ¿por qué 500 periodistas se ocupan de hacerlo?”.

Amigo Mayo: Votar para la entronización en Cooperstown, en mi opinión, es un honor y una responsabilidad muy grandes. Desde 1936, ¡hace 89 años!, la Baseball Writers Association of America, vota para tal fin, eligiendo personajes históricos que vivieron a partir de 1846, ¡hace 179 años!, y solo hemos elevado a 342, de esos, 270 peloteros, y los otros, mánagers, umpires y ejecutivos.

Es decir, se necesita mucho de bueno, como profesional del beisbol y como persona, en la vida llamada privada, para alcanzar un nicho en la casona del beisbol. Para ser inmortal.
Voto con mucho gusto, no me pagan por eso, y, si prometieran pagarme, no lo aceptaría.

Héctor Peña, de Los Teques, comenta: “Me parece muy bien su votación para el Hall de la Fama. Pero, no conocía esos entretelones que Ud. revela sobre el comportamiento y la vida personal de los candidatos”.

Amigo Jeity: Tienes los casos de Pete Rose, Barry Bonds, Roger Clemens y Manny Ramírez, quienes no han sido elevados por mal comportamiento ciudadano.

Pero sí hay algunos dentro que deberían estar fuera, como Orlando Cepeda y Ferguson Jenkins, encarcelados por tráfico de drogas; más Ty Cobb y Tris Speaker, quienes, en cartas de puño y letra hablan de cómo se vendían los apostadores.

Oscar Andrade, de Maracaibo, pregunta: “¿Qué opina de la nueva proposición del comisionado, Rob Manfred, del “turno dorado”. ¡Ya ésto es de locos!

Amigo Caro: Realmente una locura de cerebro lleno de agua sucia. Los mánagers podrán mandar a batear, una vez en cada juego, a cualquiera de su alineación, a quien no le corresponda el turno, siempre que su equipo este perdiendo el juego. ¿Qué perseguirá Manfred con sus manfriladas contra el beisbol?

Gracias a la vida que me ha dado tanto, incluso un lector como tú.

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