En realidad es un juego de palabras, o más bien, una jugarreta de quien escribe, por estos tiempos viviendo una época en Freiburg, ciudad universitaria de Alemania. Porque si a ver vamos, solo el Caracas FC ha pisado en pleno este territorio del pueblo teutón, aunque no para disputar partidos oficiales porque ningún equipo venezolano haya jugado en la Bundesliga ni tampoco en la Champions League (y vaya, una nueva broma de quien ahora redacta estas líneas), sino para completar su preparación en camino a la temporada de allá. Pero, caramba, por estos predios sí han pasado jugadores que han marcado surcos en las canchas de la Germania de tantas letras, poetas y escritores de sobrada trascendencia…
Tomás Rincón señaló el camino. Apareció en la alineación del Hamburgo en 2008, y desde ahí y hasta el 2014 fue hombre imprescindible para un equipo que por aquella época siempre estuvo entre los mejores. Juan Arango continuó la saga. El mediocampista, como Rincón, fue bandera del Borussia Monchengladbach del 2009 hasta el 2014, y cada gol suyo fue una fiesta para Venezuela.
Aún la gente recuerda sus actuaciones, sus entregas con la maestría de su pierna zurda y sus conocimientos del juego. Luego llegó Yohandry Orozco, en 2010, aunque, como delantero pero sin la importancia de los anteriores compatriotas. Quedó por aquí hasta el 2013 con el Wolfsburg, aunque nunca pudo conseguir una titularidad indiscutible. Tiempo después aparecería Sergio Córdova con anuncios de fino atacante, y a ratos pudo demostrarlo. Disputó partidos del 2017 hasta el 2019 en el ataque del Augsburg, y hasta ahí llegó la presencia criolla en el fútbol germano. Cuatro hombres, cuatro huellas indelebles, y si nos ponemos a ver, pues nada mal para un país que, como Venezuela, futbolísticamente aun dice poco para una organización deportiva de tanto avance como la de Alemania.
Ciertamente, no ha de resultar sencillo convencer a los clubes alemanes de la calidad de los jugadores venezolanos. Porque no es solo el temple del fútbol de estos lados, sino las dificultades que se presentan con las costumbres de vida y, especialmente, con el muy difícil idioma; que lo digan Rincón, Arango, Orozco y Córdova. Inclusive, ha sido tarea complicada para los empresarios internacionales colocar muchachos criollos en esta realidad. Para ellos, y para los futbolistas, siempre es más cómodo jugar en España por razones lógicas. Esperemos, pues, que Venezuela vaya al Mundial y los alemanes se fijen en sus innegables condiciones.
Nos vemos por ahí.