Andreína Vies.- Las fuerzas de seguridad de Myanmar arremetieron contra una muchedumbre de jóvenes que manifestaban de forma pacífica en ciudades ubicadas al sudeste del país, las cuales han sido catalogadas como “zona de guerra”, en el hecho murieron 38 personas.
Desde el golpe militar ocurrido el 1 de febrero los cuerpos de seguridad han redoblado sus acciones para dispersar a la ciudadanía que protesta ante la situación del país, para ello hacen uso de gas lacrimógeno, paralizantes, granadas explosivas y disparos.
Las fotografías capturadas por los medios que cubrían la protestas muestran a las víctimas mortales en el suelo y cubiertos de sangre, mientras otros buscaban huir del asalto militar.
Este 3 de marzo Christine Schraner Burgener, enviada especial de la Organización de las Naciones Unidas, expresó que Myanmar vivió el “día más sangriento desde que ocurrió el golpe”, en referencia a la treintena de asesinatos ocurridos, la detención de al menos 1.200 personas donde el paradero de algunos es desconocido.
La ONU estimó que el número de muertes desde el golpe de Estado es de 50, sin embargo, grupos de activistas hablan de una cifra mayor, ante este hecho, Burgener expresó, “Ahora se necesitan todas las herramientas disponibles para detener esta situación”.
La diplomática hizo un llamado a la “unidad de la comunidad internacional, por lo que depende de los estados miembros tomar las medidas adecuadas” para tratar de ayudar a que el ambiente hostil en Birmania cese.
Los protestantes han abogado por el rescate de la “democracia”, es por ello que han exigido la liberación de los funcionarios que han sido elegidos mediante el voto, entre los que destaca Aung San Suu Kyi líder del Partido Liga Nacional por la Democracia, quien logró una marcada victoria en noviembre de 2020, no obstante, el alto mando militar alegó que el proceso fue fraudulento.
El ejercito de Myanmar dejó sentado que están “acostumbrados a las sanciones y sobrevivimos a esas sanciones en el pasado”, esto en respuesta a las posibles medidas que asuma el Consejo de Seguridad de la ONU ante la situación violenta presentada en el país asiático.
La enviada especial Burgener, dio a conocer que los militares con quienes se comunicó les resulta de poca importancia las acciones internacionales, porque al momento de advertirles que corre el riesgo de ser “aislados”, esto respondieron, ‘Tenemos que aprender a caminar con pocos amigos’.
Dentro de las operaciones contra la ciudadanía se encuentran operando las Divisiones de Infantería Ligera del ejército, estos han sido denunciados por ser partícipes de asaltos a los derechos humanos en departamentos en conflicto dentro del país.
El embajador de Myanmar en la ONU, Kyaw Moe Tun, solicitó a la comunidad internacional a hacer uso de las acciones necesarias para restablecer el orden democrático en Myanmar.
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En esta misma línea, el papa Francisco exhortó al gobierno militar de Birmania a cesar la violencia, además, exhortó a la “comunidad internacional para que actúe” en pro de que “los jóvenes de esa amada tierra tengan la oportunidad de tener esperanza en un futuro donde el odio y la injusticia sean reemplazados por el encuentro y reconciliación”.
