Vladimir Putin ha dado un giro inesperado en la crisis del Medio Oriente. Rusia se retira de la guerra civil en Siria tras seis meses de ataques, en los que afirma que ha cumplido sus objetivos estratégicos.
Rusia ordena la retirada de sus fuerzas militares luego de haber actuado en apoyo al régimen del presidente Bashar Al Assad, cuya renuncia es solicitada por una coalición de países liderada por Estados Unidos.
Putin giró instrucciones precisas para que el ministro de la Defensa se encargue del regreso a casa de todo el despliegue militar. Se desconoce si el retiro será total o parcial.
Siria tiene conocimiento sobre la decisión del Kremlin. Vladimir Putin se comunicó directamente con su homólogo sirio, Bashar Al Assad, para avisarle que se mantendrá la base aérea rusa en la ciudad de Jemeim, a fin de apoyar cualquier operación de emergencia.
Moscú, además, ha dicho a la comunidad internacional que la base marítima en Tartus se quedará en su lugar, una decisión que sigue de cerca el Pentágono en su intención de que las tropas aliadas al régimen de Bashar Al Assad se rindan de manera definitiva. Se espera que, así, Siria dé pasos definitivos hacia una paz duradera.
