NOTIGLOBO
Ser la madre de las redes sociales puede ser una ventaja enorme, pero también trae consigo muchos dolores de cabeza. Es lo que suele ocurrir cada vez que Facebook hace cambios en su interfaz, poniendo a disposición de sus usuarios nuevas herramientas que algunas veces pueden funcionar, otras tantas pueden desatar toda una serie de problemas.
Es precisamente eso lo que sucedió con Me siento gordo, un emoticón que le permitía a las personas actualizar su estado con una figura de mejillas sonrosadas y papada que hirió la susceptibilidad de miles de usuarios, entre ellos Catherine Weingarten, una mujer que sufrió trastornos alimenticios y que no lo pensó dos veces para iniciar la campaña #fatisnotafeeling.
Catherine Weingarten debía reunir cerca de 25.000 firmas para solicitar a Facebook que recapacitara en el uso de este emoticón, que muchos consideraron discriminatorio, sin embargo no fue necesario que la chica lograra convencer a tantas personas, ya que los usuarios se volcaron voluntariamente en el uso del hashtag, logrando que el equipo de Mark Zuckerberg reaccionara al respecto.
Facebook retiró hace algunas horas el emoticón de la discordia, sin decir una sola palabra y sin prestar declaraciones acerca de la creación de esta opción y cómo ella hizo sentir ofendidos a miles de usuarios en todo el mundo.
