Una vistosa hilera de chaguaramos es la antesala a la más antigua productora de ron en Venezuela y la cuarta a escala mundial: la Hacienda Santa Teresa, ubicada a hora y media de Caracas, vía Maracay en el poblado de El Consejo.
Elaborada con las tablas de los barriles de roble americano y francés que almacenan la bebida de origen caribeño, una barda de madera recibe a los visitantes en la entrada principal. Adentro reposan inmensos cultivos de caña de azúcar, organizados en recuadros que se siembran a distintos compases para garantizar durante todo el año la producción de melaza a partir de la cual se elabora el ron.
En esta finca, además de disfrutar de sus amplios jardines, es posible deleitar el paladar en el restaurante Zafra, así como degustar tragos y cocteles en la Barra Santa Teresa.
Una de las ofertas más atractivas es internarse en la Ruta Santa Teresa, también conocida como la Ruta del Ron, un recorrido en bus de hora y media, en el que los guías detallan cómo se elabora el elíxir color ámbar: desde la recolección de la caña de azúcar, la fermentación, la destilación hasta el añejamiento y cómo consiguen el equilibrio perfecto entre sus rones.
También narran la historia del lugar.
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Rugby incluido
A principios del año 2000 la hacienda enfrentaba continuas agresiones por bandas criminales. Algunos de los involucrados fueron capturados y el actual presidente ejecutivo Alberto Vollmer les ofreció que en vez de entregarlos a las autoridades trabajaran para él sin paga durante tres meses y así saldarían sus faltas. Los hombres aceptaron y fue así como nació el Proyecto Alcatraz, que busca la reinserción social de personas con problemas de conducta a través de la educación, trabajo en equipo y la práctica del rugby, deporte de origen inglés.
“Desde que descubrimos la capacidad de este deporte para mejorar la vida de la gente, no hemos dejado de tenerlo muy cerca; tan cerca que incluso hemos montado un campo de rugby dentro de la hacienda”, señalan en su sitio web.
Por esta razón su eslogan es «¡Hacemos ron, jugamos rugby!». De hecho en la Ruta del Ron los guías promueven dinámicas de integración con la promesa a los participantes: «entrarán como grupo y saldrán como equipo».
Otras actividades en esta propiedad son La cata de ron y El taller de coctelería donde los participantes aprenderán a elaborar unos exquisitos tragos con los que podrán animar más de un encuentro, reunión o fiesta.
La tienda Santa Teresa además de souvenirs para familiares y amigos, tiene a disposición del público los diferentes tipos de rones de la marca: el Gran Reserva, Linaje y 1796.
Precios y acceso
La hacienda está abierta de jueves a domingo y días feriados entre las 10:00 am y las 5:00 pm. Antes de visitarla es recomendable llamar por los teléfonos (0244) 400 2598 y (0412) 310 4572 o escribir un correo electrónico a reservacioneshst@ronsantateresa.com.
Las tarifas actuales de la entrada son Bs 3.500 para adultos, Bs 3.000 para personas de la tercera edad y Bs 2.500 para niños, montos que se cancelan directamente en sus taquillas con tarjeta de débito, crédito o efectivo.
La Ruta Santa Teresa, en la que podrá conocer los procesos industriales del ron, el rugby como deporte para promover valores y las iniciativas de transformación social de la organización, tiene un valor de Bs 19.600 para adultos, Bs 16.700 para personas tercera edad y Bs 12.600 para niños.
Puede llegar a la Hacienda Santa Teresa, en vehículo particular y también en transporte público. Se puede tomar un autobús desde los terminales La Bandera, en la avenida Nueva Granada en Caracas, o de Los Teques (en Miranda) con destino a la ciudad de La Victoria. En la avenida Intercomunal, se aborda otro autobús y finalmente se baja en la parada de El Nido.
Un poco de historia
La Hacienda Santa Teresa data de 1796, cuando el conde Martín Tovar Ponte, cuya rúbrica está en el Acta de la Independencia de Venezuela, decide nombrar este terreno en honor a la patrona «Santa Thereza». En 1818 el lugar fue escenario de la ratificación histórica de la proclama de la abolición de la esclavitud por parte del Libertador, Simón Bolívar.
Posterior a que la finca sufriera destrozos causados por los realistas durante la guerra de la independencia, el joven de ascendencia alemana Gustav Julius Vollmer Ribas –nieto del general en jefe José Félix Ribas– compra la propiedad y comienza a producir el primer ron de Venezuela en 1896.
